El embarazo es un periodo de muchos cambios anatómicos y fisiológicos, ya que la mujer alberga en su interior al feto y, para ello, necesita someterse a adaptaciones corporales y hormonales.
El dolor lumbar es considerado la complicación más frecuente en el embarazo. Más de dos tercios de las mujeres embarazadas lo experimenta y suele empeorar con el avance del proceso, interfiriendo con el trabajo, las actividades cotidianas y el sueño.
¿Cuál es la causa?
Durante el embarazo, habitualmente la mujer gana entre unos 11 y 15 kilogramos de peso, lo que provoca un cambio en el centro de gravedad del cuerpo, así como experimenta cambios en la columna vertebral y la pelvis. El centro de gravedad es el punto que representa el eje del peso del cuerpo u objeto, que, a su vez, es el punto donde todas las partes se equilibran.
Cambios fisiológicos del cuerpo de la mujer
Existen varios cambios importantes que pueden producirse:
- Aumento del peso soportado por algunas articulaciones hasta el doble más.
- La pelvis se inclina hacia delante, utilizando más la musculatura extensora de la cadera, la musculatura de la cara externa del muslo y la musculatura flexora plantar.
- El aumento del perímetro abdominal provoca un desplazamiento anterior del centro de gravedad, aumentando la curva lumbar y cervical.
- Este aumento de curva provoca mayor laxitud en los ligamentos de la columna, haciendo a la musculatura más propensa a lesionarse.
- Aumenta la movilidad de las articulaciones de la cadera y del pubis, como preparación para el paso del feto a través del canal del parto.
El acumulo de líquido
La cantidad mínima de agua adicional que acumula el cuerpo de la mujer a lo largo del embarazo es de 6,5L, demostrándose en la aparición de edema blando en los tobillos y piernas, sobre todo al final del día. Esta retención de fluido, se produce también a nivel del tejido conectivo de la columna vertebral y pelvis, aumentando la laxitud de estas articulaciones, lo que podría provocar dolor.
¿Cómo se presenta?
La presentación clínica puede ser muy variada, normalmente de intensidad moderada, pero también pueden aparecer de forma severa e incapacitante.
La aparición del lumbago puede aparecer en cualquier momento del embarazo, aunque es más frecuente que comience a partir de la semana 18, apareciendo la máxima intensidad entorno a la semana 24 y 36.
Normalmente, el dolor se produce en la región sacra y glútea, dolor que puede moverse a lo largo del transcurso del embarazo. Es un dolor sordo de intensidad fluctuante, la cual disminuye una vez se da a luz.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
El colegio americano de obstetricia y ginecología sugiere algunos consejos con los que se puede llegar a evitar la lumbalgia en embarazadas:
- Utilizar zapatos con un buen apoyo para el arco. Es decir, evitar zapatos planos y zapatos de tacón.
- Es importante que el colchón donde descase la futura madre sea firme, para garantizar el descanso de toda la columna.
- Para levantar cualquier objeto, flexionar las rodillas, intentando evitar la extensión de tronco.
- Procurar sentarse en sillas que posean un buen respaldo o colocar en la espalda baja una almohada.
- Dormir de lado, utilizando almohadas entre las piernas o debajo del abdomen.
- Actividad física regular, lo cual fortalece la musculatura y disminuye el riesgo de padecer lumbalgia. El ejercicio físico, además de constituir una medida preventiva, es útil en la lumbalgia ya instaurada, destacando el ejercicio acuático como el mas efectivo.